A veces haces más haciendo menos (y está bien)
De cómo aprendí que ya no quiero llevarme al límite todo el tiempo.
En la vida nos han dicho que siempre debes hacer más, leer más, escribir más, tomar más cursos, correr más: siempre da el extra. Eso es lo que he hecho la gran parte de mi vida: llenar absolutamente todos los espacios de cada día y cada hora con actividades para hacer. Siempre hay algo más que podría estar haciendo.
Estos meses han sido de desacelerar para mí. Ha sido en gran parte por mi embarazo, pero también por el cambio 360° de rutina por el que estoy pasando. Al principio me costaba mucho no tener una agenda llena de cosas qué hacer, como estaba acostumbrada en Monterrey.
Una de las cosas “productivas” que hice fue reincorporarme a clases de yoga en un estudio cerca de mi casa. Hay una maestra que quiero mucho, también es mexicana, se llama Teresa y da la clase de Yin yoga. Nunca había hecho Yin yoga durante mi camino yogui y algo que Teresa nos dice mucho es la frase “Do less” (la clase es en inglés) y creo que nunca había escuchado algo así. En mi mente sólo existía el “go big or go home”, básicamente “hazlo excelente o no hagas nada”. (Me repito ¿Qué es excelente? ¿Excelente para quién?)
Teresa nos explicaba que a veces el cuerpo responde mejor cuando eres amable con él que cuando lo fuerzas demasiado: al final, llevar tu cuerpo a su límite constantemente significará lastimarte y será contraproducente.
Cuando entré a mi trabajo anterior me inscribí a todas las iniciativas posibles, participé en todos los proyectos, hice todas las certificaciones y fui a todos los voluntariados. Una vez mi jefa me agendó una junta de “coaching” y revisamos mi plan de desarrollo profesional. Me hizo preguntas sobre a dónde quería dirigir mi carrera, cuál era mi objetivo final. Me quedé en blanco. Realmente no tenía claro a dónde estaba dirigiendo todos mis esfuerzos, simplemente participaba en todo lo que podía esperando que esto me hiciera destacar.
Me dió el consejo de enfocarme en una o dos cosas que se alinearan con mi objetivo de carrera y concentrarme en eso. En su momento me enojó: sentí como si fuera una manera de limitarme, de prohibirme ser la yo que está en todo. Años después, ahora entiendo lo que quería decirme con eso.
Tal vez ahora me gusta más la idea de hacer “menos” de una cosa con mayor constancia que tratar de estar “full” en todas partes al mismo tiempo. Estoy aprendiendo que hacer “menos” no me hace mediocre, si no que me mantiene enfocada. Estoy haciendo lo que para mí es mi mejor esfuerzo y eso es suficiente.
En yoga decimos que no debemos comparar nuestra práctica con la de las demás personas con quienes compartimos tapete. Cada cuerpo es diferente y puede llegar a diferentes puntos y eso depende de distintos factores. Tu “mejor”, puede significar el doble de esfuerzo para una persona o la mitad para otra.
Tomar esta clase de Yin Yoga, me está enseñando no solo a ser más paciente con mi cuerpo, si no a ser paciente en general. Hacer menos y más constante, me ha traído mejores resultados y me siento mejor al final del día. En la práctica de yoga cada día ponemos una intención a la que queremos dedicar la energía de nuestra clase. Me parece que es similar al objetivo(s) que quieres darle a tu vida: esa cosa que te motiva a levantarte cada día y te hace regresar a lo que realmente te importa. Vivir una vida alineada con un propósito que te haga sonreír y te sea suficiente.
Al llevar esta filosofía a mi vida diaria, me he dado cuenta que leo más cuando dedico 30 min al día todos los días en lugar de 5 horas seguidas cada vez que “tengo tiempo” para leer. Llevar mi práctica de yoga despacito y presentarme ante el tapete a lo largo de los meses, representa más que fundirme haciendo muchísimo ejercicio 2 semanas para luego renunciar.
Saborea más ese chocolate
Escucha con más atención
Respira más profundo
Siente el agua caliente de tu regadera
Puedo trasladar este ejemplo de “hacer menos” a cualquier aspecto: alimentación, ejercicio, escritura, trabajo, vida social, hobbies, incluso a las relaciones interpersonales. Queremos ser la mejor amiga, novia, esposa, hija, sobrina, mamá; tratamos de estar en todo y para todos. No puedes tener el mismo nivel de conexión con absolutamente todas las personas que conoces: terminarías drenada. Eso es lo que nos pasa muchas veces y terminamos sintiendo que los demás no son recíprocos y nos enojamos. Sin embargo, somos nosotras quienes tenemos que elegir lo que realmente merece nuestra energía, nuestro tiempo y cariño.
Escucha los silencios.
Camina más lento.
Observa detenidamente.
Deja espacio para el ocio y al descanso en tu agenda.
Cuidar tu energía es importante.
Avanzar poquito todos los días te lleva más lejos de lo que piensas.
Llevarte al límite no te hace más merecedora.
Mantén tu enfoque.
Dedica tu esfuerzo a aquello que realmente te hace vibrar.
Descubre lo que quieres hacer y dedícate a ello
Espero hoy haberte llevado a un punto con todos estos pensamientos.
Permítete hacer menos hoy, ve qué pasa y me cuentas <3
Con todo el amor,
Majo