Hooola. ¿Cómo están por allá? Sé que tenía rato de no venir a escribir y es que ha sucedido mucha vida de este lado. La pasé muy feliz hace unas semanas. Sin embargo, hoy admití en voz alta que he estado pasando por un periodo depresivo. Me he sentido desmotivada, desconectada, triste, sin ánimos de hacer nada más que sobrevivir. Me cuestioné si vale la pena hacer algún esfuerzo por leer, por escribir, cuando siento que no hay recompensa.
No es ningún secreto que vivo con ansiedad y sí tiendo a ver la vida de manera negativa casi todo el tiempo. Nunca me he diagnosticado depresión propiamente, pero sí puedo observar que algunos de los signos se intensificaron en mí, especialmente desde que vine a vivir a Estados Unidos.
Después de que regresé de Monterrey me enfermé fuertísimo, estuve algo desconectada de redes y durmiendo mucho. Aunque me sentía muy muy mal físicamente y no era viable hacer nada más que reposar, cuando tomo un periodo de descanso prevalece en mí este sentimiento de no estar haciendo lo suficiente. Me sentía pésimo y aún así quería leer, cuidar a mi hija, mantener la casa ordenada, hacer ejercicio.
Es ahí donde me doy cuenta lo poco amable que soy conmigo a veces, la poca chance que me doy para sentirme mal y abrazar el proceso de sanar. He querido venir a escribir pero necesitaba de una fuerza de voluntad que en este tiempo he carecido, entonces escribí solo en mis libretas.
He hecho cosas para estar bien y sentirme bien, pero no siempre consigo estarlo. Puedo palomear toda la lista de cosas que en teoría deberían de hacerme sentir mejor: hago ejercicio, tomo terapia cada dos semanas, me mantengo hidratada, me alimento bien, tomo mis vitaminas, duermo bastante decente, tengo una rutina integral, platico con una que otra amiga, tengo a mi esposo que amo y siempre me saca una sonrisa, a mis mascotas, un lugar que llamo hogar, a mi hija. Se siente feo saber que tienes todo para sentirte feliz y aún así no lograrlo.
Por supuesto que tengo días felices, es solo que a veces todo se ve tan desolador en mi cabeza que me cuestiono mucho el sentido de seguir, de dar mi mayor esfuerzo, encontrar mi mejor versión. Todo este discurso motivacional de la cultura wellness no me va ni un poquito.
Tal vez esto es la vida en realidad: días buenos y días malos y nos han contado la historia de que lo normal es sentirse bien todo el tiempo. La felicidad como un estado permanente cuando no. Muchas veces nos sentiremos mal, tristes, deprimidas, desoladas y eso también es parte de estar viva. Supongo que habrá que abrazar también esos días y aprender a ir más despacio, ser más suaves hasta que salga de nuevo el sol.
No quiero a asustarlas. Soy súper consciente de cómo me siento y estoy bien acompañada. Simplemente también quiero ser sincera, admitir que no siempre la paso bomba y no hay un motivo específico. O tal vez sí lo hay, pero no quiero venir a dejar mi vómito emocional aquí, jajaja, eso lo dejo para mis sesiones de terapia.
No queda más que cuidar de nosotras mismas y darnos chance hasta que nos sintamos mejor.
Volveremos a brillar.
Les mando un abrazo en este domingo y gracias por estar aquí.
Majo :-)

ily
Aquí estamos para acompañarte en todos tus momentos