el corazón roto como bandera.
10 de julio de 2022. 18ª edición.

¡Hola a mis personas favoritas del internet y de la vida! La inspiración ha vuelto a tocar mi puerta y ahora me encuentro creando como hace mucho no hacía, lo que me pone súper feliz. He navegado por los tiempos más duros que me tocado vivir y he salido victoriosa. En el newsletter pasado les compartía uno de mis procesos de duelo más difíciles que he tenido que atravesar sin yo quererlo. Aún lo sigo sobrellevando, no crean que estoy al cien por ciento todo el tiempo, pero si hay algo bonito de los días nublados, es que una vez que sale el sol, todo se siente taaaaan bien.
Me siento orgullosa de mí misma últimamente. He sido fuerte en ocasiones que me aterraban y que jamás logré que podría atravesar. Este año ha sido de autoconocimiento, autocompasión y autocuidado. He tenido que mirar hacia adentro, dejar de enfocarme en los demás y trabajar en mis propios sueños. Como saben, siempre me tomo mi tiempo para procesar, no soy de esas personas que actúan rápido, si no con una cautela muy consciente de por qué a veces me cuesta tanto hablar. Aunque soy muy desesperada, estoy comenzando a conocer más sobre mis propios procesos y aprender a sobrellevarlos. No ha sido tarea sencilla calmar la mente cuando todo el tiempo está rodeada de ruido, una cosa tras otra.
El año pasado viví otro tipo de duelo diferente al de la muerte de mi abuela: un corazón roto que me dejó unos meses fuera de este espacio, manteniéndome ocupada de juntar mis piezas rotas, reconstruirme y sanar mi dolor. De no haber tenido esta ruptura, me hubiera ahorrado tanto dolor, lágrimas, un episodio de depresión y tristeza que duró hasta inicios de este año. Sin embargo, fue gracias a este tiempo que aprendí a conocer muchísimo de mí misma, me di cuenta de que siempre me tengo a mí y que mientras esto esté bien, todo pasará.
Incluso ahora, mi corazón tiene una cicatriz que me dejó aquel amor y que probablemente nunca se irá. Tal vez, ustedes como yo, son de esas personas que se entregan por completo a la persona que eligen amar, se amoldan a lo que ella quiere, todo con tal de lograr que nos amen de regreso. Al menos ese fue mi caso. Sobretodo, me parece que mientras más joven eres, más sed de amor tienes, pero en esta edad es fácil confundir la idea del amor romántico con el amor saludable.
Tengo una herida del rechazo y el abandono innegable, a la que estoy aprendiendo a escuchar y aquietar, pues se hace presente en todas mis relaciones personales. Deseo que las personas me amen incondicionalmente como yo las amo, que dejen todo por mí como yo lo dejo y que actúen de la manera en que yo lo hago. Me olvido de mí y pongo a las demás personas primero con tal de tener su amor. No sé quién nos dijo que esto era el amor. Ahora entiendo que yo jamás debí dejarme de lado por otra persona, hacer menos lo que yo necesitaba y acallar mi sentir.
Me conté la historia de que no era amorosa, ni romántica y fingí que no me importaban cosas que, muy adentro sabía que eran valiosas para mí. Dejé mis límites fuera, lo que necesitaba de una relación y lo importante para que yo estuviera bien. Fueron tres años de incertidumbre, lo que para una persona ansiosa es una pesadilla. Estaba dispuesta a renunciar a sueños para quedarme al lado de esta persona. Hice todo para que no me abandonara. Al final, la que se abandonó fui yo.
El sentimiento de que nadie volvería a quererme y de no poder encontrar a alguien para mí, fue más fuerte que la voz interna diciéndome que esto ya no era lo mejor para ninguno de los dos. Tuve pavor a empezar de nuevo con alguien más, mi energía estaba agotada, hasta dejarme en el suelo. Prefería estar con esta persona y tener la esperanza de que algún día nos comunicaríamos bien, nos querríamos como se quieren todos los demás (o eso aparentan) y podríamos entendernos para al fin estar en paz. Estaba dispuesta a intentarlo, una y otra vez, aunque ya estuviéramos cansados, sin ganas de estar juntos y unidos por la costumbre.
Me sentía un fracaso. No era mi primera relación que terminaba en ruptura y en ese entonces no entendía que las historias de amor no se ven igual para todas las personas. A mi alrededor solo veía parejas felices y estables. No quería tener que pasar de nuevo por el proceso de explicar al mundo qué pasó, de deshacerme de cosas, acostumbrarme de nuevo a ser yo nada más. Revivía el duelo de mi ruptura todos los días con cualquier mínima cosa. Me enojé mucho, me enojé con él sobretodo y lo cuestioné por no haber podido quererme de regreso como yo tanto se lo había suplicado. Estaba enrabiada.
Hubo un día en el que imaginé lo bonito que sería tener un amor en el que todo fluyera y que no tuviera que costarme tantas lágrimas y dolor. Me imaginé justo cómo me vería: viajando en la playa, yendo a mil lugares juntos, que me acompañara con mi familia, que pasáramos juntos las mañanas y que nos riéramos mucho. Alguien que pudiera amarme de regreso sin sentir que soy una persona difícil de querer, que aceptara todas mis partes y además las abrazara. Un día fue suficiente de ruegos, de frustración y de pretender que las cosas serían diferentes. Así que terminamos. No fue de un día para otro, pues como cuando las luciérnagas están por morir y su luz se resiste a desaparecer lanzando unos últimos destellos, así nos sentíamos. No sé si hicimos lo mejor pero definitivamente hicimos lo que pudimos con las fuerzas que nos quedaban.
Después de la ruptura, nos volvimos a ver y era como revivir la herida una y otra vez, tratar de ver esperanza donde definitivamente ya no había nada qué hacer. A partir de ese rompimiento vinieron muchas otras cosas que tuve que vivir durante meses para poder asimilar que ya no éramos y no seríamos. Volver a ser yo solita, de nuevo, como tantas veces antes. Un spoiler para dejar algo de paz en tu corazón: pude con eso y estoy bien. Me ha costado un esfuerzo enorme, pero sigo de pie y me fui fiel a mí misma, aunque eso me costara el corazón roto más doloroso que he tenido.
Te quiero compartir algo que escribí en mi diario hace dos años, cuando ya me sentía un poco desilusionada. Nuestra relación duró todavía otro año que fue una agonía, como una vela que se va derritiendo poco a poco hasta quedar dispersa en el aire, sin prueba de haber existido.
14 de mayo de 2020.
Te me fuiste de las manos y no supe detenerte.
Poco a poco desaparecías y aunque quise atraerte de nuevo, te alejaste aún más.
Me dejaste con un hueco en el pecho y ganas de no amar de nuevo.
Me haces falta y la indiferencia me lastima.
Cada mirada que ya no refleja nada es una aguja en mi corazón.
Quisiera saber qué te hice para que dejaras de quererme.
Me pregunto si te lastimé, si hice algo que no te gustara, si mi manera de ser te decepcionó.
No quisiera más que agradarte pero no puedo negar lo que soy.
Te me fuiste de las manos y me dejaste con un montón de sueños y cariño sin dueño.
Siento que me desvanezco un poquito con cada paso que das.
No sé cómo demostrarte que te quiero, que te quise, si es que aún vale algo.
Quiero que seas feliz, por eso me voy, para no molestarte más, para que hagas con mis cosas lo que quieras, para que hagamos como si no nos conociéramos y aunque me parte el alma decidirlo así, creo que es lo mejor para ambos: conseguir nuestro sueños y ser felices sin nada que nos retenga.
Te me fuiste de las manos y ya no sé si quiero detenerte.
Me encontré de nuevo en los reflejos de otros lugares, de otra gente.
Comencé a pintar, a escribir, a leer, a vibrar de nuevo.
Me pregunto cosas sobre ti pero no sé si quiero saber las respuestas. Tu recuerdo aún me duele y no sé si dejará de hacerlo algún día.
Ya no espero que regreses a mis manos. Te dejé volar. Corté el hilo que nos unía para que pudieras emprender tu viaje hacia nuevas calles, nuevas cosas, nuevas flores.
✨ Recomendaciones de la comunidad en general
Mis amigas, mi familia y claro que la música fueron mi gran sostén. Hoy te quiero compartir algunas canciones que me acompañaron en el proceso de llorar, enojarme, sentir paz, alegría y de nuevo a llorar. Ha sido una montaña rusa de emociones y está bien.
"Siento mucho que ahora no estés bien
Pero juntos no era diferente
Yo lamía y te escondía las heridas
Para que tú no te dieras cuenta que dolía
Y aún así nunca fue suficiente"
Sometimes giving up is the strong thing
Sometimes to run is the brave thing
Sometimes walking out is the one thing
That will find you the right thing
Fuck him, girl, no te viene bien sufrir
Si sabes, no era para ti, girl
Tan bien que te ves juntando amores en Madrid
Si, ya es hora de esconder
Del mundo el dolor
Bajo la piel
Yo se que estaré bien
Los gatos como yo
Caen de pie
I wish it wasn't four AM
Standing in the mirror
Saying to myself: You know you had to do it
I know the bravest thing I ever did was run
What started in beautiful rooms
Ends with meetings in parking lots
Y si yo hubiera sabido
Que para ti yo era tan poco
Hubiera sido más prudente
Al entregarte el corazón
Me despido una vez más de ti, deseando el momento en que volvamos a leernos por acá. El día de hoy ya no escondo mi corazón roto ni mis cicatrices, pues ellas conforman gran parte de lo que soy hoy. Tampoco dejo que se apoderen de mí y de mi historia, pues no quiero construir sobre el dolor. Simplemente sé que están ahí, pero soy más que lo que he vivido y en este mar de vida, puedo decidir hacia qué rumbo quiero navegar con mi velero.
Esta semana voy a:
Escribir qué es el amor para mí
¿Conoces a alguien que le interese este newsletter? ¡Invítale a ser parte de la comunidad aquí!
¡Estemos en contacto! Encuéntrame en Instagram, Twitter, Facebook y Spotify.💕
¿Tienes una idea, una marca o quisieras colaborar? Mándame un correo 🤩