las cosas que perdí (y jamás encontré).
21 de marzo de 2022. 16ª edición.

Hola a mis personas favoritas del internet y de la vida. Espero que estén disfrutando mucho este lunes que parece domingo. He tenido muchos escritos en mi mente que no me he dado el tiempo de desarrollar, pero aquí les va un poco de lo que ha estado cruzando por mi mente los últimos meses. No sé bien cómo empezar a escribir esto, ni en qué resultará exactamente pero aquí voy.
Siempre he sido una persona que cuida muchísimo sus pertenencias (1. f. Se denomina pertenencia a la circunstancia de tener un vínculo con alguna cosa o persona hasta tal punto de considerarse en sujeción con ésta.). Me quiero quedar en esta palabra un ratito: pertenencer. Ser de algo; ser de alguien; tener una relación con ciertas cosas, lugares, personas; familiaridad; cononcer(se); ser uno de otro. Nunca había pensado tanto en el significado de esta palabra.
De chica, comencé a relacionarme con el sentimiento de pérdida y lo detesté. No había cosa que me desesperara más. Cuando perdía una pluma, una sticker, una libreta, una pulsera o aretes muy queridos, sentía que me derrumbaba de impotencia y de coraje, así como de nostalgia. Me molestaba buscar cosas en los lugares que las había dejado y que no estuvieran al momento de buscarlas. Mi cuarto se convertía en un campo de batalla, una misión imposible hasta encontrar aquello que me faltaba. Muchas veces no pasaba y yo lloraba de coraje, me desesperaba muchísimo y después aceptaba que tendría que vivir con la duda de a dónde se habían ido mis cosas.
Me frustraba mucho la idea de pensarlas tiradas en la calle, en la basura o en manos de alguien más que no las fuera a cuidar como yo, o la idea de alguien más disfrutando lo que yo tanto había querido. Me costaba mucho perdonar mi descuido y haber perdido algo tan valioso. A veces todavía las buscaba en los lugares donde solían estar, con la esperanza de que aparecieran ahí.
Un vez compré unos cuarzos en un viaje a Mérida. Me duraron tres días porque al regresar a Monterrey no supe dónde quedaron; los busqué por todas las maletas, los bolsillos, los compartimentos y estoy casi segura de que los busqué bien en la bolsa donde los encontré otra vez un año después. Antes de volverlos a encontrar, supuse que si había una razón para la que se hubieran perdido, es porque estaban destinados a protegerme a lo lejos.
Así me pasó muchas veces y otras no. Me sorprendí de que las cosas que perdí aparecían de la nada. Meses o años después, en alguna caja, ocultas entre otras cosas, olvidadas en algún rincón de entre mis repisas. El collar estaba ahí en la cajita, el anillo que había olvidado que existía aparecía en una bolsa, un suéter que de repente salía entre las esquinas de mi clóset. La alegría de tenerlas de nuevo conmigo era incluso superior a las de haberlas adquirido en un principio. Releer diarios olvidados se sentía como recordar una versión de mí que fui y evolucionó a lo que soy el día de hoy. Encontrarme con mis cosas perdidas como volver a ese día, a la persona que fui cuando eran parte de mí.
El sentimiento de pérdida y desilusión es mayor cuando las cosas perdidas ya no son dijes de pulseras o pines de la chamarra de mezclilla, si no que trasladan a ser personas, lugares, canciones o sueños. Nadie me preparó para perder lo que alguna vez pensé que siempre pertenecería conmigo.
Quiero empezar a cambiar la narrativa y pensar en la pérdida más bien como una transformación, una metamorfosis, porque perder y su connotación negativa me hacen sentir que dejé algo en el camino, olvidarlo, guardarlo con candado y jamás volverlo a ver. Perder es como haber salido de eso que viví con menos, parecido a haber perdido una batalla en la que salgo herida, sin ánimos ni esperanzas. Y no es así, hay cosas que nunca voy a perder aunque ya no estén conmigo, aún las llevo en mi corazón: mi perrito, los amores que no fueron, mi abuela, mi mejor amiga.
Hay cosas dolorosas que yo sigo recordando y que pasaron hace muchos años. No las recuerdo con rencor, si no que ese dolor que pasé al vivir esa experiencia, marcó parte importante de mi historia y de quién soy ahora y, aunque hubiera tal vez hubiera preferido no vivirla, no niego que ayudaron a mi propia metamorfosis.
Si alguien me hubiera dicho la cantidad de cosas que iba a perder transformar el año pasado, probablemente hubiera preferido cerrar los ojos o adelantar el tiempo para no pasar por esos sufrimientos. Mi mejor amiga se fue a vivir a otro país, uno a miles de kilómetros de aquí; tuve que enfrentarme a la idea de aceptar que hay amores y amistades que fueron pero ya no serán más; mi perrito y mi abuelita fallecieron. Sé que suena demasiado, y la verdad es que sí lo fue, pero puedo decir que la persona que soy ahorita es una versión que creció enormemente al haber pasado por otras esas cosas.
Sé que cada quién ha pasado por cosas que nos lastimaron y entiendo que a veces el dolor que nos causan las partidas de personas en nuestra vida es tanto que quisiéramos olvidarlo. Me ha pasado, me sigue pasando. Y creo que es un mecanismo de defensa un poco capcioso porque olvidar no siempre significa sanar y hacer como que nada pasó no significa perdonar.
Mis cosas perdidas saben que siempre tienen una puerta abierta en mi vida para cuando decidan regresar, jamás podría negarle la entrada a algo que me hizo tan feliz y que por las cosas del destino tuvo que tomar un camino distinto al mío. A veces mis cosas perdidas me vuelven a encontrar en los lugares más inesperados y estoy decidida a sonreír por lo que fue, atesorar aquello que amé tanto y que ahora amo a la distancia, abrazar la nostalgia y ver con anhelo el futuro de las cosas que aún faltan por conocer.
🌻¿Qué estoy haciendo con mi vida?
Por ahora, tratando de regresar a mi rutina, después de varias semanas de mucho ajetreo, trato de regresar a la cotidianidad que me hace feliz. Estoy tratando de usar menos el celular, reconectar con mis personas favoritas y tratar de darle un poco de tierra al ritmo acelerado.
Estoy escuchando mucha, mucha música, haciendo playlists y dedicando canciones que me recuerdan a ciertas personas. Hice una playlist de morras que he escuchado durante este mes y que hacen música increíble, la puedes escuchar aquí.
Gracias a la disciplina amorosa que he estado aplicando conmigo, he regresado a mis lecturas (no en cantidad, pero sí en calidad) y a mis escritos. He estado incluso explorando Tiktok y Reels, ha sido un reto y al parecer también un éxito. Puedes checar mis últimos Tiktoks y seguirme, ya somos más de 11k por allá, ¡lo cual es maravilloso! Tengo que reconocerme que empecé a crear contenido que iba conmigo y con lo que a mí me gusta, escribiendo y tratando de ser acompañamiento para quienes se puedan identificar con mis sentimientos.
✨ Recomendaciones de la vida en general
📽 Turning Red - Esta película realmente me voló la cabeza. Es de lo mejor que he visto en los últimos años, de verdad sentí tanta nostalgia por la niña de trece años que también fui en algún momento. Tengo que decir que la última película de Pixar resonó bastantísimo en mí por los temas que aborda como la pubertad, las emociones, los primeros amores, la relación con nuestras madres y por supuesto, la fascinación por las bandas de música. Creo que será un gran referente para las niñas y quienes las acompañamos. No paré de llorar y se sintió como un abrazo al corazón a mi niña interior.
📚La Casa de los Espíritus - Llevo ya varios meses terminando de leer este libro, creo que incluso ya lo había puesto por acá, pero al parecer estoy llegando a su final. Me gustaría decir que he estado leyendo muchísimo, pero no. Y está bien. Sigo siendo una lectora y el número de libros que lea no me define. Este libro es increíble y, coincidentemente, también habla de las relaciones interfamiliares, sobre todo de los clanes femeninos y la mística mágica que hay en ellos.
💗Déjame tu recomendación - Me encantaría descubrir nuevos proyectos y conectar con otras morras, esta vez quiero darte el espacio para que tú me dejes una recomendación de algo que te gustaría ver en este newsletter. Mándame un DM por acá y platícame.
Te digo hasta pronto, una vez más, como siempre con el corazón en la mano. Gracias por estar aquí y por amar tanto este espacio como yo. Escribir mis sentimientos no es fácil y muchas veces batallo para encontrar la motivación, pero estoy segura de que tú, como yo, atesoras tanto estas palabras y espero algo de aquí resuene en ti. Te mando un abrazo a ti y a las cosas que perdiste y jamás encontraste de nuevo, estoy segura de que estén donde estén, seguirán siendo parte de ti.
Esta semana voy a:
Descansar cuando lo necesite☁️
¿Conoces a alguien que le interese este newsletter? ¡Invítale a ser parte de la comunidad aquí!
¡Estemos en contacto! Encuéntrame en Instagram, Twitter, Facebook y Spotify.💕
¿Tienes una idea, una marca o quisieras colaborar? Mándame un correo 🤩